viernes, 29 de junio de 2007

Relato Manuel - Cap. II

Capítulo II: Cuando la Guerra

Dada mi temprana edad, no es mucho lo que puedo recordar; mi padre, voluntario en la guerra, mi madre, trabajando en lo que aquel pequeño pueblo se podía encontrar: segar en verano para mi abuelo y a quien le ofrecía ganarse 2 ó 3 pesetas trabajando en las laderas, hoy estériles con horario “de sol a sol” y nacidos durante la guerra otros dos hijos más, engendrados en las pocas ocasiones que permitía el frente de guerra, fuera el Norte, Centro, Levante o Cataluña donde le mandaron, integrado en una brigada de Navarra. Gracias a Dios, y a la suerte, sólo tuvo un pequeño contratiempo a la altura de Villaviciosa (Asturias) donde una bala (según él) rebotada le dejó esquirlas en salva sea la parte, sin más consecuencias.

Llegado el año 40 por su relación con sus compañeros de fatiga tuvo la oportunidad de encontrar trabajo en un pueblo del norte de la provincia donde se estaba poniendo en producción una fábrica ya instalada desde principios de siglo. Aparte allí tenía viviendo a un tío hermano de padre que quizá le diera la idea de irse allí a trabajar y sacar adelante a su prole que no dejó de crecer.

Como es sabido el norte tiene un clima bastante diferente a las tierras de secano, por lo que los inviernos eran muy crudos y el campo no era tan generoso, sobretodo teniendo que vivir con y solamente la “cartilla de racionamiento”, con la cual solo daba para comer poco y malo. Se conseguía algo más con pequeñas chapuzas o con alguna finca que sin abonos apenas y bastante esfuerzo servía para paliar la “fame” por algunos meses. Recuerdo el año en que se quitó el racionamiento del pan 1.952 del año de gracia.

No faltaba mucho para cambiar de aires, lo cual dejo para más adelante si me lo permiten.

Manolo

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