viernes, 13 de julio de 2007

Relato 12

Cuando yo era pequeña apenas había coches por las carreteras, de hecho casi no había carreteras asfaltadas, la mayoría eran de tierra; nuestros padres iban al trabajo andando, en autobús o en bicicleta.
Casi todas las familias tenían una bici en casa; eran de hierro, enormes y pesaban una barbaridad, con ella aprendíamos todos los chiquillos de la casa.
Yo soy la pequeña de tres hermanos, a ellos dos ya les había enseñado mi abuelo a andar en bicicleta, ¡ ahora me tocaba a mí !
Un día después de comer me dice mi abuelo: vamos que hoy te voy a enseñar a andar en bici ; ¡ JOLIN QUE NERVIOS ! Salí de casa emocionada, subimos una pequeña cuesta y llegamos al arcén de la carretera, aquella bici era de mujer se distinguían de las de hombre porque no tenía una barra atravesada entre el manillar y el sillín y las mujeres nos podíamos subir con más facilidad; bien, llegó el momento esperado: “cógete fuerte al manillar, no mires a las ruedas, mira de frente, no mires a la carretera, dale a los pedales… ”NO TE PREOCUPES YO TE AGUANTO POR EL SILLIN
Ocho años de edad que yo tenía, veinte kilos que pesaba la bici, un manillar que me llegaba a los hombros y la promesa de mi abuelo de que no soltaría el sillín; las dos primeras vueltas me costó un poco, las dos siguientes fueron un poco mejor y poco a poco conseguí controlar aquella mole de hierro; mi abuelo viendo que empezaba a coger “soltura” me dijo : me voy para casa, vete practicando y cuando quieras volver me llamas y vengo a buscarte; allí me quedé sola, paseo parriba, paseo pabajo; en una de estas vueltas pasó un señor muy trajeado paseando por el arcén, yo iba para arriba cuando me crucé con él, para dar la vuelta yo hacía verdaderas maniobras, primero me bajaba de la bici, segundo le daba la vuelta, tercero me subía a la bici y todo esto sin sentarme en el sillín, porque apenas llegaba a él. Al volver se me embaló un poco la bici y de frente tenía al señor trajeado, yo no sabía como parar aquello y empecé a gritar "SEÑOR, HEEE, SEÑOR, APARTESE QUE VOOOOYYY" "CRASSS" ¡ vaya peñazo que me di! Aquel señor me sirvió de frenos. A mí nadie me dijo que aquellas palancas que había en el manillar eran los frenos. Alguien debió de avisar a mi abuelo, porque lo que tardó en aparecer y nada fue todo uno.

No sé lo que pasó con aquél señor, sé que estaba muy enfadado y le decía a mi abuelo que le había roto el traje y que tenía que pagárselo, supongo que lo arreglaron entre ellos , pero lo que sí se, es que aquél fue mi primer día con la bici y el último, "hasta muchos años después".

1 comentario:

Angel dijo...

Muy bueno. A por el sigiente. Saludos Angel