Capítulo IV: Avilés año 1.953
Mi padre que tenía oficio artesano trabajó en el taller de mantenimiento donde con el tiempo yo trabajé unos años y que por tener la oportunidad de estudiar pasé a oficinas, también de mantenimiento. Los estudios que me permití hacer tenía de compañeros a los aprendices del taller para formar los futuros mecánicos y eléctricos que sustituyeran a los de origen y otros autóctonos también incorporados. Tengo en mente a todos los compañeros de entonces, varios de ellos ya no están entre nosotros, bien por ley natural o peor por enfermedad o accidente, que también los hubo.
Según un señor muy cualificado de Avilés, en general la gente que arribamos con la empresa y por la empresa siempre han dado muestras de ser buena gente. Prueba de ello es que hoy día están tan integrados que si no lo decimos no nos distinguen. A parte los que nos mezclamos casándonos entre autóctonos y autóctonas que con pequeñas diferencias por las circunstancias de la época limitaban en cierta medida nuestra llegada y convivencia cuando se trata de ligar en los bailes de Trasona, Villalegre, Candás, Luanco, Peñaullán; Salinas, e incluso Grado. Con los años este estado llegó a normalizarse para mejor.
Como ven en mi relato pretendo no pormenorizar y no personalizar para no herir susceptibilidades. Simplemente se trata de recordar las vivencias de una época.
Manolo
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